Perros

Para Edgar
Sales de casa como pata de perro

Todos hablan de los perros
y no los piensan realmente.

Miones, sarnosos, callejeros,
se nos meten
real real real mente
en la cabeza,
sin significar nada.

Sus ojos pedigüeños, grandotes de éxtasis,
engañan a cualquiera
que en extrema realidad
ya sólo quiere mentar madres.

Cada vez
que escribes del perro callejero, come-restos come-basura,
eres el perro domesticado, bien educado.
-Es la envidia de que se la pasen de pelos, de huevones,
por igual en el desmadre de la calle que en la comodidad de la mansión.

Los perros nos quieren.
Y todos,
hasta ellos,
nos quejamos.

Suerte de Santos

Llevo dos años sin decirle nada a nadie desde que descubrí que respiramos entre palabras. Ahora hablo solo.

Una vez el padre Amaro y yo hicimos una apuesta sobre quién podía hablar más a Dios y acabamos eternamente, sagradamente, respondiendo con preguntas a preguntas, y a preguntas con preguntas.

La joven le pregunta siempre a Dios “¿Qué debo hacer?” generalmente éste responde: no comas, o luego, no cojas, o luego, no fumes. También le dice coge o mata. Ella y él han llegado a un acuerdo: ella le pregunta, no le hace caso, pero lo escucha.

El tiempo existe porque siempre hay alguien que piensa.

Ego es postura.

Una mano suena como suena una mano.

Esperamos poéticamente –como niños de fiesta –que un día las novelas superen cualquier otra doctrina(digamos: filosofía o historia) como ejemplos de la experiencia humana.

Igual, pero, entonces, sí solo sí, además, son los sortilegios que no nos han dejado ver.

No digas. Probablemente nunca te has equivocado al actuar.

Tan muertos todos los muertos que andan muerteando por todos lados.

Dinastia Bong

Aventurarse en una idea con la ilusión de concluirla es intentar abrir palabras para encontrarse en un fondo común que al final resulta aquello en lo que pensamos al principio y que probablemente era lo único que queríamos decir: “aventurarse en una idea”.

Me asustan los eruditos: no vayan a podarme por completo.

Es un capricho no querer acostumbrarse a que la unidad es una quimera; pero eso no te lo puedo decir yo.

Todas las cosas de este mundo podrían llevar otro nombre, si acaso un apellido. Me aburro.

Después de dormir largas horas uno sale a la calle todavía aletargado, observa el movimiento continuo de las calles, la gente trabajando (en especial los “viene vienes”) y pregunta (aparentemente en silencio) ¿cómo es que sigue y sigue? ¿no nos agotaremos todos algún día? Para cuando te das cuenta eres el neurótico y te estas gritando dentro de tu cabeza estas cosas.

Se la pasa planeando chistes que nunca cuenta y le da risa imaginarse contándolos.

Cuando más seguro estoy del poder curativo de la conciencia y su seguir de los procesos del cuerpo más griposo me pongo.

Sólo nos reímos ante el desliz del hombre.

La escritura es una proeza; pero siempre ponerse cómodos antes de leer y escribir.

Ojalá alguna mujer se masturbe leyendo mis libros.

La televisión es el arrullo perfecto para la mayoría.

Las tablas partidas que representan los símbolos no paran de astillarnos cuando intentamos rearmarlas interpretando.

Cuando se asienta mi cuerpo somnoliento alcanzo la modorra que me enseña la salvación de la muerte.

Si reír puede llegar a ser desquiciante; sonreír es un deporte de inválidos.

El sueño de que el mundo sea diferente acaba ahora que la imaginación lo creé.

En los baños públicos se ventilan inquietudes por eso nos dan asco.

En nuestro continuo hacer no dejamos momentos para nada.

No falta el que voltea a la lámpara buscando su genio.

La vanidad más grande es nuestra falta de voluntad para crear un espacio común donde reconocernos como iguales y en los límites aceptar nuestras diferencias.

Estética marxista: en vez de arco, valero.

No ha perdido el camino sino que cambió su estilo para caminar.

Sinestesia

El silencio está sobrevaluado, sólo hay que aprender a hacer muecas para hablarlo.

La verdad es una pelota que rebota.

La sociedad no funciona, el sistema no funciona, la vida es un problema. Reconocerse en estas aseveraciones para fragmentar aún más el yo es la matraca con la que cada uno de los nosotros ha de celebrar que el mundo cambia solo.

Cómo cuesta escribir. Cómo frustra escribir algo mal, que sea malo.

El manoteo con que acompañamos el discurso es tan ridículo, tan dispar a nuestros argumentos, que te obliga a olvidar la seriedad de cualquier argumento.

La postura crítica se sostiene la cabeza con las manos.

Lo más irónico de recorrer y recorrer una pregunta es que su respuesta llega cuando nos sentamos en ella.

Los que deberían escribir novelas son los adolescentes.

Por fin hoy entiendo /respondo al sonido de una mano. Una mano suena como suena una mano.

Lo que es absurdo es la lógica.

La muerte es el chisme del que todos hablan, nadie sabe nada, pero se dedica a todo.

El no es la revolución o no es la revolución.

No me digas que no, o empiezo a decir todo lo que se me ocurra.

Haces caras porque al pasar de una a otra se arregla lo que estás sintiendo.

Tan obsesionado estás de no engañarte con tus actitudes y tus pensamientos que cuando por fin sacas la cabeza de alguna de las madrigueras te das cuenta que la actuación más repetida, bajo la que más te escondes, es en la que te dices que no te estas engañando.

Últimamente cambias de máscara por miedo pues cada vez que te espías te atrapas con la de otro que se parece a la tuya porque se está espiando.

La pregunta no es si el velo es una ilusión o la real realidad. La pregunta es si en el acto de quitarlo y ponerlo de nuevo, es la misma mano la que ejecuta un sólo verbo.

Entre el bautizo y el epitafio lo único que ha cambiado es la forma en que nos decimos.

La muerte no existe. La prueba son los funerales.

Recuerdo los días frios pero de sol en londrés.Recuerdo el viento penetratne de stonehedge, no dejaba de soplar, no dejaba de soplar. Recuerdo esos días sin comer en irlanda y el café que me tomé frente a la estatua de Oscar Wilde. Recuerdo como sentía aquello que no se iba de dentro de mi. Recuerdo muchas estatuas y monumentos de escritores que vi, ahora recuerdo que no pensaba nada alrededro de éste hecho.Recuerdo lo cursi que fue escribir cosas en esos monumentos y dejarlas ahí.

Entre sueños te he visto: eres otro

Sólo quiero despertar ante mis actos y ante mis palabras. Saber lo que hago cuando lo hago y que lo hago porque quiero hacerlo. Que digo lo que digo porque lo quiero decir.
Me gustaría andar con los ojos abiertos y sentir la sorpesa de ver. Ver sorprendido al andar y seguir abriendo los ojos.
Abrir los ojos a mis actos y andarlos. Soprendido hablar mis ojos sorpendidos.
Sólo quiero cerrar mis ojos y dormir. Domir bajo mis actos y cerrar mis palabras.